Cuenta la leyenda que los cristianos habitantes de la villa, decidieron esconderla por temor a que fuera profanada por las tropas invasoras musulmanas, y un herrero escondió la imagen de la Virgen, que habría sido traída por el mismísimo Apóstol Santiago, que fue tallada por San Lucas y pintada por Nicodemus. En el lugar donde el herrero oculto la imagen de la virgen, una fiel devota prendió dos velas para que acompañaran a la virgen. De repente, para asombro de todos desafiando todo lo conocido, a su lado aparecen las dos velas encendidas, sin consumirse que la fiel devota encendió cuando la ocultaron casi 3 siglos antes.
Actualmente la capilla de Santa Maria, situada en lo que hoy es la calle Bailén, Madrid ( hasta que en 1868 fue demolida precisamente para ensanchar dicha calle) y desde entonces se la llamó la Virgen de la Almudena, por haber estado escondida y haber sido encontrada en un almudín o depósito del trigo.