Data del siglo XIII, en plena dominación musulmana del reino de Castilla donde fue de gran ayuda a los cristianos para conservar su fe. La leyenda dice que bajó del cielo portada por dos ángeles hasta el altar del Castillo de Caravaca, provocando su aparición la conversión al cristianismo de todos los musulmanes del castillo. Desde entonces, la cruz ha realizado todo tipo de hechos milagrosos. Su fe se extiende por todo el mundo y es costumbre regalarla a las personas queridas para que estas estén protegidas. A quién acude a ella con fe y devoción le proporciona esperanza y le asegura que tendrá cubiertas todas las necesidades de la vida. La Santa Cruz de Caravaca es un pequeña puerta abierta hacia el cielo, desde donde descendió, y al que la porta le asegura la protección divina.