Me sentí muy identificado con eso porque mi motivación también nació de algo cotidiano y no de un plan grande, simplemente quería disfrutar más de películas, música y conversaciones sin depender de subtítulos o traducciones mentales. Lo que aprendí con el tiempo es que el italiano parece fácil al inicio, pero si no tienes una base bien armada, la confusión llega rápido, sobre todo con los tiempos verbales y las preposiciones. Por eso me funcionó mejor una plataforma que mezclara teoría clara con práctica constante, sin hacerlo pesado. Yo suelo estudiar en bloques cortos, a veces 20 minutos, a veces más si estoy motivado, y valoro mucho que el contenido esté disponible siempre. En mi caso uso
promova.com/es/page/online-italian-classes porque es lo que encontré más cómodo para seguir un progreso lógico, desde vocabulario básico hasta estructuras más complejas, y no lo digo como publicidad, simplemente es lo que tengo abierto casi todos los días. Algo que recomiendo mucho es repetir en voz alta aunque te escuches raro al principio, ayuda un montón con la pronunciación y la confianza. También mezclar el estudio con cosas que te gusten, como recetas italianas o videos culturales, hace que el idioma deje de sentirse como obligación. No es algo que se aprenda de golpe, pero cuando notas que ya puedes pensar una frase sin traducir palabra por palabra, da mucha satisfacción.