El poder terapéutico de las piedras ha sido reconocido desde hace milenios, tanto física y espiritualmente. A cada piedra corresponde su propia vibración que actúa directamente sobre nuestros centros de energía llamados chakras. Según su estructura cristalina, su composición, su color, tiene poderes específicos susceptibles de ayudar nuestro organismo a recobrar su equilibrio funcional.