Los mandalas constituyen una herramienta extraordinaria que nos permite llegar a lo más profundo de nuestro yo y extraer de él la compasión y también la comprensión necesarias para favorecer el perdón. El interior del mandala es el lugar ideal para abrir el corazón y liberar los rencores, los resentimientos y los deseos de venganza. Dando vida y color a estos mandalas despertaremos nuestra consciencia y nos dispondremos a perdonar, no sólo a los demás, sino también a nosotros mismos.