LA METAMORFOSIS KAFKA

Su estilo es denso, apretado, lleno de alusiones y sus personajes aparecen rodeados de un clima de misterio y alucinación. Del mito de un escritor enfermo, atormentado y poco exitoso en vida, ha emergido, poco a poco, la figura de un creador apasionado por el mundo, e interesado por las vicisitudes de su comunidad y la política de su tiempo. Así también, para el lector contemporáneo, más habituado que sus predecesores a la crueldad, el relato del exitoso y joven viajero que despierta una mañana como un escarabajo gigante, ha devenido, de sus raíces de pesadilla, en una obra maestra del humor más oscuro. Pero si el lector ríe, es solo para tomar distancia de la horrible situación a la que se enfrenta y así, evitar la repugnancia y el horror. Gregorio Samsa sufre con estoicismo cada página, sin encontrar al final, ni redención ni conocimiento en su mutación, tan inesperada como vergonzante. Se cuenta que las carcajadas de Kafka, mientras leía los episodios más escabrosos de sus relatos, sorprendían a sus amigos hasta el estupor; a lo que él explicaba que su risa era, en realidad, un muro de concreto. ¿Contra qué?, le preguntaban. Y el respondía: contra mí mismo, por supuesto.